Para Carmen Cecilia Rivera Gómez, docente e investigadora de la Universidad Autónoma de Occidente, la Comunicación Social es mucho más que un oficio o una práctica que se realiza en algunos instantes de la vida con fines específicos. Ella sostiene que la Comunicación es una filosofía, una forma de pensar y de vivir.

“Yo he llegado a entender que la comunicación es un campo que le permite a uno pensar la vida en función de la condición humana. Porque lo que nos hace humanos es esa capacidad de interactuar con el otro desde todos los sentimientos que afloran en el encuentro”.

“Entonces, la comunicación me ha dado la posibilidad de pensarme a mí misma y de explorar toda esa humanidad que uno en su vida cotidiana despliega”, reconoce la profesora egresada de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín.

Carmen Cecilia heredó el carácter reflexivo de sus padres. Recuerda que su mamá, era una mujer muy liberal y activa en las causas políticas de aquel entonces.

“Mi madre era un personaje que no era como para la época. Era súper liberada, maestra, moderna a morir. El cuento de ella era formarnos “civilizadamente”. Las muchachitas más educadas del pueblo éramos nosotras tres —Carmen y sus dos hermanas mayores—, porque mi mamá era maestra con sus hijas. Recibimos una educación supermoderna: había que estudiar, había que educarse”, evoca la profesora Autónoma.

De su padre, destaca esa otra dimensión de lo humano: el amor incondicional y constante. “Tuve una adolescencia rebelde, en parte porque mi mamá se murió cuando yo tenía como 12 o 13 años. Crecí muy libre y eso me parecía maravilloso. Mi papá lo supo manejar supremamente bien, porque nunca me coartó. Todo lo contrario, siempre dialogó, habló conmigo. Fue el tipo más amoroso y alcahueta. Era todo corazón”, cuenta Carmen Cecilia.

Luego de terminar el bachillerato decidió estudiar Comunicación Social. Se presentó inicialmente en la Universidad Tadeo Lozano de Bogotá, pero sus raíces paisas la halaron hacia Medellín.

Empezó su trayectoria profesional en la capital de Antioquia, como reportera del periódico El Mundo. Define esta primera escala en su travesía por las áreas de la comunicación como una experiencia inolvidable.

“Fue un periódico hecho por un cierto grupo intelectual paisa que quería algo distinto a El Colombiano. Hubo una selección de estudiantes. Participé con un texto y fui elegida. Nos hicieron todo un entrenamiento en frío, sin que el periódico saliera a la calle y fue maravilloso.

“Tuve la posibilidad de reunirme con gente súper interesante, que estaba en unas búsquedas muy diferentes e importantes para la cultura paisa. Fue muy rico conocer cronistas como Rafael Cervantes, Héctor Rincón y Ana María Cano, entre otros. Era un regalo poder interactuar con ellos y que fueran los maestros de uno”, evoca la docente.

Desencantos y descubrimientos

Sin embargo, el encierro en las oficinas de redacción y las jornadas interminables del periódico la desencantaron del periodismo. Cambió de trabajo y de enfoque al aceptar el cargo de directora de Comunicaciones de la Cooperativa Odontológica de Medellín, pues en ese cargo empezó a explorar la Comunicación Organizacional.

En ese nuevo rumbo tampoco halló satisfacción. Para emprender una ruta nueva, la de las letras, viajó a los Estados Unidos y estudió una Maestría en Literatura Latinoamericana en New México State University.

Regresó a Colombia, se casó con Luis Germán, un biólogo que ha sido su esposo durante más de 33 años. Él logró una plaza en la Universidad del Valle y ella lo acompañó a Cali. En esta ciudad, Carmen Cecilia se reinventó como comunicadora.

La Universidad Autónoma de Occidente, a la cual la docente se vinculó por primera vez en 1988, fue el espacio de esa reinvención. “Llegué aquí con el cargo de secretaria académica y dicté un curso en comunicación organizacional. Fue un curso súper intensivo y titánico, pero me le medí. En mi vida había dictado una clase y nunca se me había ocurrido ser profe”, admite Carmen Cecilia.

Retornó a los Estados Unidos a finales de los 90, pero a principios del nuevo milenio pisó otra vez la tierra caleña y se le volvió a ver en las aulas de la Autónoma de Occidente. Esta segunda etapa significó también una transformación.

“Al volver empecé a trabajar en el área de Comunicación y a estudiarla desde el punto de vista teórico y menos pragmático, a considerar su significado para nosotros los seres humanos, y a explorar su incomodidad disciplinaria en el campo de las ciencias sociales y de las humanidades. Es decir, empecé a abordar los problemas de la comunicación desde el ámbito epistemológico y para mí eso fue todo un descubrimiento”, declara la docente.

Esta visión más epistemológica, unida al interés por lo ambiental, que comparte con su esposo, ha orientado sus proyectos durante las últimas dos décadas. Su primer proyecto de investigación en la Autónoma de Occidente —y en la vida— consistió en un diagnóstico del Programa de Educación Ambiental del parque El Topacio (Cali), con base en una propuesta nueva de educación ambiental.

“Otro proyecto muy lindo que realizamos fue el recuperar los imaginarios de naturaleza y conservación en el valle geográfico del rio Cauca de los años 50 y 70, que fue la época de mayor intervención del paisaje Vallecaucano desde el punto de vista ambiental. Esa fue la época en la que el departamento se volvió Agroindustrial.

“Hicimos una investigación que era de dos fases, recopilando imaginarios de naturaleza y conservación, y entrevistamos gente de muchas edades que vivieron en este Valle desde antes de la intervención agrícola”, comenta Carmen Cecilia.

También recuerda con especial afecto su investigación de doctorado en Educación, que cursó en la Universidad del Valle, y que le llevó a estudiar a proyectos agroecológicos basados en las ideas de un planeta sostenible:

“Estos proyectos iniciados por campesinos se van convirtiendo en la única esperanza que tenemos para que este planeta no se degrade, sobre todo porque las prácticas agrícolas son las que más incidencia tienen en los paisajes. Y por supuesto la comunicación es la manera de ponerlos a circular. La investigación se tituló ‘Encuentros de maneras de conocer en el enfoque agroecológico’, aunque el título ha ido cambiando en diferentes escenarios”.

Además de las investigaciones y de los aprendizajes que han implicado los desafíos de la docencia, Carmen Cecilia reconoce como uno de sus logros profesionales el haber podido aportar a la consolidación de la facultad de Comunicación Social de la Universidad Autónoma de Occidente.

“Aquí coincidimos personas con intereses parecidos que nos sentíamos muy incomodos con la comunicación como se pensaba, como se enseñaba, por lo que empezamos una discusión muy interesante sobre qué debía ser entonces la Comunicación y cuál era nuestra inconformidad con esa Comunicación que solo nos remitía a los medios, a lo instrumental, poco profunda, como tan banal.

“Nos reunimos Solón Calero, Juan Manuel Pavía y profesores de hora cátedra que venían de otras disciplinas, como la psicóloga Maria Isabel Rodríguez, y conformamos un grupo bastante interdisciplinario que enriqueció mucho esa visión epistemológica. Empezamos a producir ideas muy interesantes y muy de vanguardia”, asegura la investigadora.

Actualmente Carmen Cecilia forma parte del equipo dedicado a ‘Comunicación y soberanía alimentaria’, un proyecto a través del cual se trata de propiciar un encuentro entre todos los sujetos que integran la cadena de custodia de los productos agroecológicos: el productor, los intermediarios, hasta los consumidores, con el fin de consolidar una red de apoyo y difusión de esta práctica en Cali y sus zonas rurales.

De izquierda a derecha: Juan Manuel Pavía, Carmen Cecilia Rivera, Solón Calero y Santiago Lozano

También está ayudando a crear, junto con otros docentes, el Centro de Investigación para una Sociedad Sostenible: “Es un trabajo participativo que lideramos Jorge Mauricio Escobar, Solón Calero y yo. Esta experiencia de crear el Centro fue al mismo tiempo una investigación. La idea es asociar los grupos de investigación en un ente que llamamos Centro. Esa figura organizacional nos da muchas ventajas, porque nos podemos mostrar como grupos consolidados de investigación con unas distintas actividades, pero todas convergentes hacia la comunicación”.

Más allá de la academia, Carmen Cecilia encuentra su inspiración y sus dichas en su vida familiar, que describe como muy linda y muy plena. Define a Luis Germán, su esposo, como un hombre muy “universal, muy culto, que no solamente interactúa con la Biología, sino con las humanidades, con la Filosofía”.

“Tengo un hijo que se llama Santiago y que es todo un personaje. Estudió Antropología, pero decidió que no quería ser más antropólogo y terminó siendo historietista. Es un ser muy interesante, muy amoroso y muy profundo”, añade la profesora de la Autónoma de Occidente.

Solón Calero, su compañero de trabajo y de investigación en la Universidad, la describe como una mujer “supremamente solidaria, con una sensibilidad enorme por sus miradas hacia lo estético y lo político. Es una gran conversadora y detrás de sus palabras siempre hay argumentos muy profundos, muy sensibles y es de una gran calidad humana. Tiene un sentido del humor muy fino”.

“Ella tiene un texto que se llama ‘Por los bordes del conocimiento’, en el que nos muestra que eso que se llama diálogos de saberes solamente tiene sentido cuando se escuchan las voces de actores sociales fuera de la academia. Creo que es un trabajo ejemplar, innovador, pragmático y que ha marcado la historia de la Facultad”, opina Calero.

Informes:

Carmen Cecilia Rivera

Docente e investigadora

Facultad de Comunicación Social

PBX: 3188000, ext. 11861