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Una docente que busca la transformación social

Sembrar una semilla para la transformación social en sus estudiantes es lo que María Clara Navia considera como su objetivo en el cargo de la docencia. A pesar de que el enfoque profesoral no fue su principal interés, desde el 2015 cumple la labor inspirada en la pasión que siente por la escritura y la lectura.

Esta caleña es egresada con honores de la UAO como comunicadora social – periodista. Actualmente, cursa una maestría en Educación con énfasis en Desarrollo Cognitivo en el Tecnológico de Monterrey, dando así inicio a un proyecto de intervención en el aula centrado en su afición: la escritura y la lectura.

En su infancia recuerda a la perfección el interés por los medios de comunicación, como ella dice, “dando mucha lora”, poniendo a prueba su creatividad, resumiendo el noticiero de la televisión o elaborando su propio periódico con base en el que arribaba a su puerta: El País. De igual forma, las narrativas también llamaban su atención: relatos breves, sencillos, reales o ficticios, demostraban la importancia que desde pequeña ya le daba a la escritura como parte fundamental de su desarrollo.

“En la casa siempre ha estado la oficina de mi papá y en su computador me habían instalado un programa llamado Escritura Creativa. Tenía varias actividades que te permitía desarrollar la creatividad a través de la palabra. Y me encantaba. Yo jugaba a que eso era mi trabajo”, afirma la docente.

En primera instancia, la UAO no estaba en la mira; sin embargo, como su deseo de viajar a Francia a estudiar apenas terminó el colegio tuvo que posponerse por falta de recursos económicos, su destino resultó convirtiéndose en la Autónoma.

Cuando se graduó de la U, rechazaba totalmente tener que someterse al sistema laboral. La idea de cumplir con tantas horas y de rendirle cuentas a un jefe le daban un mal sabor de boca. Aun así, empezó a trabajar en el periódico El Pueblo, un medio de comunicación caleño que se extinguió, pero que en 2012 el Instituto del Pensamiento Liberal tomó la decisión de resucitar. María Clara entró a formar parte de la pequeña planta del periódico como correctora de estilo.

“Si bien en los últimos años de mi carrera había decidido ser periodista y tomar la corrección de estilo como un hobby, luego se invirtieron los papeles: deseaba el periodismo como un hobby y el lenguaje era a lo que me iba a dedicar”, afirma.

Encargada también del cierre de la publicación, duró dos años en el medio de comunicación; a mediados del 2014 estuvo realizando trabajos de corrección de estilo ‘freelance’ y el año siguiente regresó a su Universidad como profesora encargada de los cursos de Expresión Oral y Escrita.

La docencia no estuvo contemplada en sus proyectos durante mucho tiempo; estar de pie frente a un gran número de personas no resultaba de su agrado. Sin embargo, muy dentro de ella estaba esa ilusión. Durante su pregrado, cuando dirigía los “grupitos” de estudio, bromeaba con comentarios como: “Ay, cuando los estudiantes me lleven una manzana”, o cuando tenía dificultades de explicar algún tema, “solucionaba” el problema diciendo: “Eso no lo van a preguntar en el parcial”.

Pero su labor va mucho más allá de la enseñanza. Ganándose el cariño de sus alumnos, ha logrado acercarse a los sentimientos y pensamientos de muchos adolescentes depresivos. A lo que más le teme María Clara es a que uno de sus estudiantes se quite la vida.

“Ha sido un tema complejo de manejar, más porque yo no soy psicóloga y carezco de la formación necesaria para brindarle al estudiante una ayuda que vaya mucho más allá de una charla o un acompañamiento basado en lo empírico”, comenta.

Hace unos semestres, cada vez que llegaba a clase y veía a aquel estudiante, agradecía por tenerlo allí, porque tuviera una día más de vida. Esto la motivó a escribir diariamente en pequeños papeles las cosas por las que se siente agradecida, los cuales guarda en un frasquito de vidrio que se observa sobre una repisa en su oficina. Una mujer sensible, interesada no solo por su dolor personal, sino por el de los demás.

Sus compañeros de trabajo la consideran como una mujer expresiva y exagerada, pero también sincera, solidaria, divertida y con un inteligente sentido del humor. Amante de las series políticas, del calor de su hogar, tanto, que no se le hace difícil rechazar invitaciones a ‘rumbiar’. Le gusta el ‘rock’, el ‘pop’ y siente un encanto especial por la música de Santiago Cruz, incluso tanto como por las alpacas que decoran su cubículo. Odia los vacíos y los nervios, intenta lo más posible alejarse de situaciones que le produzcan eso; aun así adora la sensación que le provoca en el estómago el avión cuando está despegando rumbo a un nuevo destino por visitar.

De momento, sus proyectos están enfocados en su maestría, en satisfacer esa curiosidad de cómo lograr procesos que favorezcan la transferencia del aprendizaje, que el estudiante pueda hacer uso de sus habilidades y competencias en distintas áreas.

“Definitivamente quiero seguir en la docencia […] Agradezco a Dios todos los días tener esta labor, que me permite aportar a la transformación social desde la enseñanza”, asegura María Clara.

Descubre más de María Clara en su blog personal: lapavanavia.blogspot.com

Por María José Cruz, estudiante de Comunicación Social – Periodismo y del Programa Pilos

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