Texto realizado por el egresado.

Mi nombre es Andrés Felipe Escobar Ortiz, y quiero compartir con ustedes una reflexión acerca de mi trayectoria académica como ingeniero biomédico de la UAO, y estudiante próximo a graduarme del doctorado en Bioingeniería, también de la Universidad Autónoma de Occidente. 

Actualmente me desempeño como perception AI lead, para la empresa Applaudo. Cuando empecé mis estudios de Ingeniería Biomédica en el año 2012, estaba lleno de expectativas, pues para ese momento era una de las llamadas carrera del futuro, y me emocionaba mucho el tema de la innovación en el ámbito de la salud.

Ya estudiando, no me apasionó mucho su enfoque clínico, que era teórico y de normativas, sin embargo, conocí al profesor David Fernando Ramírez Moreno, que abrió mis ojos al verdadero potencial de la biomédica, que era lo que me había impulsado a estudiar esta carrera. Él me mostró, a través de su semillero de investigación de redes neuronales artificiales, un mundo que era desconocido para mí y que hoy está en pleno auge, la inteligencia artificial o IA.

A pesar de que este no era un curso oficial, me sumergí en este nuevo reto porque me apasionaba, fue como encontrar de nuevo mi camino.

De la ingeniería biomédica destaco su capacidad para integrar cualquier área de la ingeniería en su práctica. Esta disciplina adopta principios de la ingeniería mecánica para diseñar instrumentos médicos más precisos, utiliza conceptos de la ingeniería eléctrica y electrónica para el desarrollo de dispositivos implantables, como marcapasos o prótesis robóticas, o recurre a la ingeniería de software y la inteligencia artificial para crear sistemas de diagnóstico y monitoreo avanzado.

Quiero destacar que David no es solo un profesor excepcional, sino también un mentor y amigo. Su enfoque de enseñanza va más allá de simplemente impartir conocimientos académicos, se esfuerza por motivarnos a ser mejores en todos los aspectos de nuestras vidas. A través de sus lecciones y consejos, nos inspira a perseguir nuestros sueños y a enfrentar los desafíos con la mayor excelencia posible. Quiero expresar mi agradecimiento por su dedicación, sabiduría y apoyo incondicional. No solo ha dejado una marca en mi vida, sino también en la vida de otros estudiantes a lo largo de los años.

Cuando terminé mi carrera, para el año 2018, quería aplicar lo aprendido y crear mi propia empresa, pero la realidad económica de mi hogar me obligó a tomar un trabajo como ingeniero biomédico en una clínica, y durante un año, aprendí cosas valiosas, más allá de la parte técnica, estaba mejorando mis habilidades blandas, lo cual es necesario en tu trayectoria profesional y personal, y para la vida en sí misma.

Al finalizar este periodo, decidí lanzarme, con pocos ahorros, a iniciar mi emprendimiento y me dediqué a realizar mantenimientos preventivos y correctivos en clínicas, una experiencia que me dejó lecciones y amigos con ideales similares. Y aunque estaba prosperando económicamente, aún en mi corazón anhelaba seguir mi pasión y desempeñarme en el campo de la IA, de la cual tengo una postura optimista: creo que, en lugar de temerle, debemos entenderla como un aliado para optimizar nuestras tareas.

Entonces, el profesor David me llamó para contarme acerca de un doctorado en Bioingeniería y la oportunidad de acceder a una beca. Poder realizar este estudio era el camino para lograr alinear mis expectativas y pasiones.

Durante los primeros dos años del doctorado, me sumergí en cursos de RNA, deep learning, computer visión, entre otros, y mi anhelo por más conocimientos y desafíos se reavivó. Mi primera experiencia como ML engineer fue en la clasificación y segmentación de imágenes médicas, aplicando la ingeniería al bienestar de las personas, y empecé a sentirme realizado, y no me detuve ahí.

Lo que más aprecio de este doctorado en bioingeniería es su versatilidad; me proporciona un marco que se puede moldear según mis propios intereses. Por ejemplo, si uno se inclina hacia los biomateriales, puede enfocarse en cursos relacionados a este tema. En mi caso, me gusta la inteligencia artificial y he podido personalizar el doctorado para sumergirme más en ese campo.

En mi tercer año, recibí a través de LinkedIn una oferta de una empresa extranjera para trabajar de forma remota, aplicando mis conocimientos no solo en imágenes médicas, sino en proyectos como análisis deportivo con IA, realidad aumentada, generación de imágenes, etc. Por supuesto acepté el trabajo e ingresé como ingeniero junior. Logré ir ascendiendo gradualmente hasta llegar a liderar toda un área llamada Perception AI, donde dirigí equipos multidisciplinarios de diferentes países.

En LinkedIn es preciso actuar de manera estratégica; lo que yo hice fue activar las notificaciones para puestos en machine learning y, cada vez que aparecía una nueva oferta, aplicaba sin miedo, incluso si no cumplía con todos los requisitos al pie de la letra. Además, hacía ajustes continuos a mi currículum en función de lo que las empresas buscaban y de mis habilidades y conocimientos que no estaban claramente reflejados en mi hoja de vida. A través de esta red encontré la oportunidad de trabajar en Applaudo, una empresa ubicada en El Salvador.

Ahora, siento que es el momento de compartir todo lo aprendido, enseñando a otros al igual que me enseñaron a mí, y sobre todo quiero dejarles un mensaje para que sigan su pasión y trabajen para lograr lo que realmente les hace vibrar y sentirse felices.

A pocos meses de terminar mi doctorado, recuerdo el camino que he recorrido y cómo el profesor David y su semillero de investigación, literalmente cambiaron mi vida.

El proceso no ha sido fácil, pero ha estado lleno de pasión. Si te encuentras en una situación similar, te invito a seguir adelante, el mundo está lleno de retos, y con dedicación y esfuerzo, podemos lograr lo que nos propongamos.