De niño disfrutaba pasar sus vacaciones en la finca de sus abuelos en La Cumbre; correr y embarrarse bajando lomas y tumbar madroños y mandarinas junto a su hermana menor, Sandra; sentarse a ver cómo se posaban azulejos en un plato de frutas en la casa de sus vecinos, y terminar la tarde pegando láminas de animales en su álbum de Chocolatinas Jet.

Ahora es biólogo marino, zoólogo, Ph.D. en Ciencias con énfasis en Biología, y uno de los expertos más buscados en el Valle del Cauca y en Colombia para hablar de turismo de naturaleza como una opción de desarrollo sostenible para comunidades rurales.

Se trata del docente e investigador Germán Morales Zúñiga, egresado de la maestría en Administración de Empresas, MBA, de la UAO, y director de la Escuela de Turismo de esta alma mater.

Por sus estudios y aportes metodológicos es invitado frecuentemente a contar su experiencia en eventos académicos de turismo y desarrollo sostenible; los más recientes: el Congreso de Turismo Científico de Naturaleza, en el Valle del Cauca; y el encuentro de Innovación y Sostenibilidad del Instituto Politécnico de Setúbal, Portugal. 

Corazón de ambientalista

“Yo estudié Biología por Gloria Valencia de Castaño”, dice sonriendo, mientras recuerda cuán aficionado era al programa Naturalia, con el que le fascinaba recorrer exóticos parques naturales en África y Estados Unidos. 

Su amor innato por el campo, las aves y la naturaleza se reforzó en el bachillerato, con el énfasis de Ciencias en el tradicional colegio caleño José Manuel Saavedra Galindo, y luego en la Universidad del Valle, donde cursó Biología Marina y Zoología.

“Desde primer semestre empecé a trabajar en los laboratorios de biología marina y apoyando grupos de estudio en temas como ictiología, estuarios y manglares. Empecé siendo el primíparo que se encargaba de cosas básicas; luego pude ser monitor en cursos e investigador junior de Colciencias, y fui aprendiendo más”, recuerda.

De su etapa en la universidad le gusta mencionar a quienes considera sus grandes maestros: Jaime Cantera, Efraín Rubio, Raúl Neira, Luis Germán Naranjo, Humberto Álvarez, Michael Alberico, Gustavo Kattan, y el que tenía su mayor admiración y adoración: Germán Morales, su padre, también docente en la Universidad del Valle en la facultad de Ingeniería.

En su tesis de grado, combinó sus dos carreras para estudiar las aves marinas:

“Las aves me gustaron mucho, desde niño, y luego en la universidad, con unas materias de zoología de vertebrados e historia natural de los vertebrados, me gustaron más. Desde ahí me apasioné por el avistamiento de aves e hice todo el ciclo de formación en ornitología”, describe.

Una trayectoria marcada por la ciencia

Al terminar ambos pregrados inició su maestría en Ciencias con énfasis en Ecología, y comenzó su trayectoria laboral. En sus primeros años dictó cursos relacionados con las ciencias ambientales, y empezó a ser llamado como director científico en proyectos en zonas de protección ambiental.

Y en el año 2000 empezó a conocer la disciplina que sería trascendental en su vida: el ecoturismo. 

“Fui llamado a ser director científico en unos proyectos de ecoturismo de unos amigos en la Fundación Azul y Verde. Entonces en ese momento sentí que había un lugar en el que yo podía poner a servicio los conocimientos que tenía de la naturaleza: el ecoturismo, y entonces me metí de lleno a estudiarlo”, señala.

En los siguientes años empezó a estudiar de forma autodidacta. Y se trasnochaba viendo las clases y textos que le compartía un muy buen amigo, Jacobo Ghittis, quien cursaba una maestría en Economía Verde. 

Por esos años, empezó a ser invitado para dictar talleres en el programa de Administración Ambiental de la UAO, y con ello empezó a tener un acercamiento con el área ambiental vista desde las ciencias administrativas. Aprendió sobre economía ambiental, bioprospección y negocios verdes. 

“Empecé a devorar libros y a hablar con expertos, y comencé a formular toda una teoría sobre intervención de territorios con esa mirada del desarrollo sostenible”, dice.

En los siguientes años creó junto a unos amigos la Federación Colombiana de Ecoparques y Ecoturismo. Trabajó en la Fundación P&G para intervenir comunidades en La Leonera, Pance y otros corregimientos de Cali; y fue director científico de un proyecto en la Reserva Bosques de Yotoco con la Universidad Nacional.

En dicho programa de la Universidad Nacional trabajó con quien entonces era su novia Carmen Herrera, quien es ingeniera agrónoma y magíster en Desarrollo Rural Sostenible. Hoy es su esposa y madre de sus dos hijos: Juan José y Nico. “Es la mujer de mi vida”, dice.

Por esos años, alrededor de 2005, desarrollaba su doctorado en Ciencias con énfasis en Biología de la Conservación y Desarrollo Sostenible, en el que conoció a otro de sus maestros: Gilberto Aristizábal. 

“Con él aprendí sobre investigación de acción participativa y sociología aplicada al desarrollo territorial; y metodologías de participación social comunitaria. Y entonces diseñamos un modelo llamado Modelo Alternativo de Desarrollo Ambiental Sostenible”.

Más adelante, en 2007, sería llamado por la organización Aviatur como director de planes de desarrollo turístico para las regiones. 

Su llegada a la UAO y el inicio del MBA 

Y en 2011 llegaría a la Universidad Autónoma de Occidente, que acababa de lanzar su programa de Administración Turística modalidad dual. Ahí empezó a destacarse como docente e investigador, y lideró la creación de una Línea de Investigación en Turismo. 

Estando en la Universidad, descubrió un programa de posgrado que completaría su perfil profesional: la maestría en Administración de Empresas, MBA de la UAO.

“En ese momento decidí entrar al MBA, me dije: tengo que balancear mi formación, mi conocimiento, necesito tener una formación de posgrado en administración de empresas y negocios para mejorar mi perfil académico”, cuenta.

Era una necesidad que había identificado durante su carrera, y que lograba resolver con la formación de valor de esta maestría. “Considero que ahora tengo muy claros los conceptos del lado ambiental, y del lado de la administración”. 

Al tiempo, entre 2014 y 2016 lideró la creación de la actual Escuela de Turismo de la UAO, en compañía de Andrés Sierra, hoy director de Extensión; y con el apoyo del vicerrector Académico, Álvaro del Campo Parra, quien hizo importantes aportes a la misión de consolidar un proyecto institucional de turismo.

Con la Escuela ha liderado proyectos de intervención en comunidades rurales con apuestas de turismo sostenible de naturaleza para el desarrollo social, especialmente en zonas de posconflicto y cercanas a áreas protegidas.

Su empuje ha llevado a que el nombre de la Universidad y de la Escuela de Turismo sea reconocido por las comunidades de La Leonera, de Tenerife (El Cerrito), de Amaime, de Calima y Restrepo, entre otras poblaciones del Valle del Cauca, donde trabaja con aliados como la CVC, Parques Naturales Nacionales, Fundación Smurfit Kappa y Celsia.

Investigador destacado

En el campo académico, ha sido pionero en la definición técnica del turismo de naturaleza en Colombia; ha desarrollado propuestas conceptuales como el Índice de Priorización de Variables para la Sostenibilidad Territorial; el Método Participativo para el Diseño de Productos Turísticos (conocido como las 4F),y ha propuesto la Metodología Participativa para la Planificación y la Gestión de Destinos Turísticos Competitivos.

También, creó el Índice de Sostenibilidad Turística y formuló el Método de Gestión Integral de Destinos para el Desarrollo Local Sostenible.

En la última década, sus investigaciones se han centrado en aportar información para validar su propuesta del sector de turismo como una multiciencia; y además ha hecho aportes al tradicional modelo de Desarrollo Sostenible con su propuesta del Modelo Multidimensional de Bienestar Territorial.

Germán disfruta su trabajo y ama lo que hace; en parte porque puede seguir siendo el niño que caminaba por quebradas y lomas en La Cumbre, pero ahora lo hace por todo el Valle del Cauca, llevando propuestas de desarrollo sostenible a comunidades que lo necesitan. 

“Mi meta es poder seguir haciendo las cosas que me gustan, seguir fortaleciendo la Escuela de Turismo y apoyando a comunidades, porque eso me dejó mi madre, Maricella Zúñiga, esa vocación de servicio y el deseo de aportar a un mundo mejor”, dice.

Mientras daba la entrevista para este perfil, Germán se encontraba en su finca familiar de La Cumbre, donde disfruta de su mayor pasión: compartir con sus hijos de 7 y 8 años de edad, y su esposa, la mujer de su vida. 

Informes:

Escuela de Turismo UAO
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