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Facultad de Ingeniería y Ciencias Básicas

Patente internacional para biocompuesto de regeneración ósea

Por su nivel inventivo, su aplicación en un problema técnico y la novedad del producto, la oficina de Patentes y Marcas Registradas de los Estados Unidos, USPTO, otorgó la patente de  invención a la Universidad Autónoma de Occidente, para el producto denominado ‘Biocompuesto cerámico para regeneración ósea’.

Esta es la primera patente internacional que se otorga a la Universidad, la cual inició el trámite de la solicitud de patente ante la USPTO en el 2013 y  finalizó el pasado 17 de julio de 2015. Este producto es una solución a la pérdida de tejido óseo ocasionado por fracturas, enfermedades y otros traumas, que fue desarrollado por la profesora Sandra Arce, docente de la facultad de Ingeniería de la Autónoma de Occidente, y el doctor Carlos Valencia.

El biocompuesto se desarrolló bajo los estándares internacionales, es decir, con las normas que se requieren para someter a prueba un material: ensayos in- vitro en células, luego en animales (conejos y ratas) y finalmente, su aplicación en seres humanos.

Según la investigadora Arce, siendo un producto que resuelve un problema de salud en los humanos, el biocompuesto tiene un impacto alto en términos del beneficio para los pacientes con lesiones o fracturas en diferentes partes del cuerpo, quienes ahora podrán ser tratados con un producto con propiedades físicas, químicas y biológicas claves para lograr la regeneración del tejido óseo que no se restaura espontáneamente, es decir, la pérdida de tejido es tan grande que el hueso no es capaz de regenerase por sí solo, requiriendo de un injerto o sustituto que permita solucionar el problema.

“La UAO tiene tres funciones sustantivas: docencia, investigación y proyección social, y es en esta última en donde considero que con la investigación se contribuyó a la solución de problemas en el sector de salud a nivel regional y nacional. Para lograr esto fue necesario contar con un equipo multidisciplinario de ingenieros y personal de la salud, encargados de validar lo obtenido en el laboratorio y su aplicación en el sector médico”, argumentó la docente Arce.

Como las patentes son de carácter territorial, la Universidad tramitó el proceso en los Estados Unidos, pues este país tiene un mercado grande y atractivo. En él, el producto puede ser usado en un gran número de cirugías y en tratamientos de  fracturas y otros traumas.

Cuando la patente es concedida, se le asigna un código o identificación en los Estados Unidos completamente independiente al existente en Colombia y tiene una vigencia de 20 años. Dicho código para este caso particular es US9,066,969 B2.

Este proceso internacional para patentar el Biocompuesto duró aproximadamente dos años, y fue gestionado por la Dirección de Investigaciones y Desarrollo Tecnológico de la UAO.

“Entre los beneficios que trae obtener la patente, es que facilita el proceso de tener el conocimiento protegido. Además, lograr que empresas del sector salud o a quien se le entregue, tendrá exclusivamente en sus manos un conocimiento que no tienen otras empresas, y podrá fabricar y comercializar el biocompuesto” afirma Alexander García Dávalos, jefe de la Oficina de Gestión de la innovación.

La Autónoma de Occidente cuenta con cuatro patentes concedidas por la Superintendencia de Industria y Comercio en Colombia. Dos de ellas están en proceso en Ecuador y Brasil. Además, se está adelantando la solicitud para que el biocompuesto sea patentado en China.

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